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"El buen funcionamiento de la escuela depende sobre todo de la calidad formativa, en la relación entre profesores y estudiantes. Los alumnos se sienten motivados para dar lo mejor de sí mismos, cuando los docentes les ayudan a percibir el significado de lo que deben estudiar, en referencia a su crecimiento y a la realidad que les rodea. Esto vale para todas las escuelas, públicas y privadas, de todos los grados".

Juan Pablo II [1]

7- VIRTUD DE LA PRUDENCIA

Breve Descripción de la virtud:

Para Aristóteles es la “recta ratio agibilium”, recta razón en el obrar, pero desde una perspectiva cristiana es “Una virtud infundida por Dios en el entendimiento práctico para el recto gobierno de nuestras acciones particulares en orden a un fin sobrenatural” [1] En el lenguaje actual corriente, prudencia significa que una persona ejerce una justa cautela, mientras que para la mejor tradición cristiana, prudencia significa el pleno y confiado ejercicio de un verdadero amor y de una sabiduría práctica”[2].

El prudente es el que en su trabajo y en las relaciones con los demás, recoge una información que enjuicia de acuerdo con criterios rectos y verdaderos, pondera las consecuencias favorables y desfavorables para él y para los demás antes de tomar una decisión, y luego actúa o deja de actuar de acuerdo con lo decidido.[3]

Propuesta de trabajo sobre la virtud de la Prudencia desde las Actividades al Aire Libre

Esta virtud es la conductora de todas las demás virtudes, es la piedra fundamental que da sentido a todas las demás y por lo tanto las orienta.

Si bien esta virtud se viene trabajando implícitamente junto con todas las virtudes, como se apuntó desde un principio, la edad adecuada para que se manifieste con más claridad es la que corresponde a alumnos que se encuentran en las edades alrededor de los 16 años, a esta altura ya tienen la edad y experiencia apropiadas para trabajar en los aspectos que conforman esta virtud.

Con respecto a los docentes la virtud de la prudencia es fundamental, porque es la guía fundamental de la intencionalidad del obrar. Esta virtud nos orienta sobre el motivo por el cual obramos y hacemos obrar a nuestros alumnos ¿Cuál es el criterio de trabajo?. ¿Este criterio responde a caprichos del docente, o trata de responder a las verdades eternas y con ese solo objetivo encolumnar todos los criterios anteriores?

La prudencia ilumina sobre todo con relación al fin trascendental de las virtudes y por otro lado nos hace ver cómo en realidad estas son tales, en la medida que se van encarnando en la persona.

La raíz y fundamento de cualquier virtud es el de acostumbrarse a obrar con los criterios rectos de cada movimiento en la vida. Esta es “la piedra que desecharon los arquitectos y que se ha convertido en la piedra angular[4] por medio de la virtud de la prudencia ponemos a Dios en el centro de nuestra vida factible, haciéndolo intervenir en cada decisión e impulsándonos a obrar según lo decidido.

Si no tenemos muy en cuenta este aspecto de las virtudes, corremos el riesgo de quedar solo en el plano de los fines naturales, con una serie de estrategias didácticas, perfeccionando el desenvolvimiento de los alumnos pero sin lograr que se grave en el corazón un fundamento sólido y para toda la Vida.

Uno de los aspectos básicos de la prudencia es tener memoria de lo vivido, y este es uno de los factores por el que se sostiene que esta virtud es ideal para trabajar con alumnos adolescentes mayores. A esta altura del programa de actividades al aire libre, se supone que han tenido varias experiencias y los alumnos participan de forma mucho más activa en la planificación de las mismas, siendo su aporte altamente conveniente.

Es una etapa en la que los alumnos deben desenvolverse solos, sobre todo en lo que respecta al manejo de sus cosas personales. Y es el momento para reflexionar en profundidad sobre las distintas actitudes. A esta altura el alumno debe ser mucho más criterioso y se pueden compartir con ellos opiniones, sin dejar de lado la autoridad del docente quien es el que tiene el poder de la decisión. Este aspecto nos da pie para tratar en otra oportunidad un aspecto muy interesante y más a de fondo que es el tema del liderazgo en las actividades al aire libre.

Por lo pronto el rol del docente debe ser el de dotar a los alumnos de la mayor cantidad de información posible y ejercitarlos en el manejo del consejo, generalmente por haber tenido experiencias previas o estudios pertinentes al tema. El consejo es un aspecto que debe ser repetidamente reflexionado, para poder trabajar en el núcleo mismo de la prudencia, la cual se desvirtúa cuando se convierte en seguir caprichos o impulsos de momentos no estudiados suficientemente.

Concretando un poco más con relación a cómo se trabaja la prudencia en las actividades al aire libre, cabe apuntar que la organización de algunos programas, permiten compartir criterios entre docentes y alumnos, en cuanto a lugar, fecha, actividades que es apropiado hacer en el escenario elegido, etc. Con pasos pequeños se puede ir avanzando en la puesta en común con relación al destino de una caminata que se pretende realizar en la zona, horario que se crea oportuno realizarla, etc.. Siempre brindando la mayor información posible y haciéndoles saber que son responsables de la decisión tomada y sus consecuencias.

El docente debe poner los límites de lo razonable y pedir los criterios desde los cuales entienden que esa es la decisión adecuada, y aunque según lo que perciba el docente, aprecie algún error (que no acarree grandes consecuencias para la seguridad del grupo), debe dejar que la actividad se realice como la proponen los alumnos. Si aparece alguna observación en el momento de organizar la actividad, es conveniente dejarla asentada en algún lugar, previamente a la realización de la misma. Si este consejo fue aceptado puede ser muy bueno y se debe retomar en la evaluación final como un aspecto para valorar desde la perspectiva del consejo. Como también debe hacerse lo mismo en el caso contrario, es decir, si no es aceptado este consejo, en la evaluación se les hace ver las consecuencias que acarreó esa falencia.

Lo importante es que los alumnos se sientan responsables en un alto porcentaje del logro de un éxito aún cuando tengan aspectos que se puedan mejorar. El estímulo permanente y otorgar protagonismo a los alumnos es base para el crecimiento en la prudencia. Un valioso aspecto práctico que no debe faltar, es el de una buena evaluación, que debe incluir una profunda reflexión, en el marco del mejor de los humores, pero con mucha seriedad. Este es el espacio donde se debe distinguir lo importante de lo secundario, orientando la intencionalidad al punto más trascendental que la formación de nuestros alumnos nos lo permita.

Paulatinamente se debe ir subiendo en la dificultad de los desafíos a los que los enfrentamos poniendo a prueba su prudencia, pero también aumentando proporcionalmente la magnitud de los logros alcanzados.

Uno de los primeros aspectos sobre los cuales se puede trabaja concretamente la virtud de la prudencia será en la dosificación y administración de los alimentos, particularmente el agua en una marcha y a medida que el programa avanza en complejidad, deberá depender más de la mejor administración de los víveres, también sabrá donde ubicar un refugio para un pernocte, qué camino seguir de acuerdo a un buen criterio de navegación terrestre, etc. Lo que cualquier chico experimentado en actividades al aire libre tiene muy claro, es que su desarrollo no es algo cómodo y que al lado de cada logro hubo generalmente una gran cuota de esfuerzo.



[1] ROYO MARIN, Antonio O.P. (1968) Teología de la Perfección Cristiana Madrid B. A. C. Pag. 540

[2] ROMANUS CESSARIO, (1998), Las Virtudes, 1° Edición Valencia GUADA, Litografía S.A. Pag. 134

[3] ISAACS, David (1986) La Educación de las Virtudes Humanas, 8° Edición, Pamplona, EUNSA. Pag. 335

[4] Lc. 20; 18


BREVE REPASO DEL CAPITULO






EVALUACIÓN

¿Entiendes que hay una contradicción entre el trato que hacemos del concepto “tiempo” en este capítulo, con relación al que lo hicimos en el anterior?

De acuerdo a tu criterio ¿Con quien es más fácil vivir la virtud de la obediencia en un campamento o actividad. Con los niños menores o con los mayores que tengan experiencia en estas actividades?

Describe una actividad de campamento en la que estimularías precisamente esta virtud

¿Qué agregarías a este capítulo que no se haya expuesto o que quizás se debería profundizar?